martes, 21 de julio de 2009

Te amo, según el Diego

Y ocurrió así. Diego Armando Maradona era un boom mundial. En todos los países y en las diferentes lenguas del mundo, se hablaba maravillas del 'Pelusa'. Fue entonces que Estados Unidos, fiel a su política de nacionalizar talentos deportivos, le ofreció 100 millones de dólares por vestir su camiseta. El '10' respondió ante tamaña tentación. 'La patria es un sentimiento y los sentimientos no tienen precio'.
Nos había dicho y enseñado lo que es amar. A su estilo y manera, gritó a los cuatro vientos el amor que sentía por esa tierra que lo vio nacer. 'Te amo...'.
Esa frase tan complicada de expresar para algunos y que prefieren el 'te quiero como a nadie', antes que decir: 'te amo como nunca'.
Y así fue. Esa noche habíamos decidido ir al cine. Ella estaba sentada a mi derecha, veíamos una película de esas que no acostumbro ver, pero que por tenerla cerca, le dije que parecía interesante.
Friolenta como pocas, tenía una casaca que la abrigaba más de la cuenta. Tenía el cabello suelto y un pan con hot dog en la mano. Yo apenas una gaseosa con hielo y no quería nada más. Soñaba con que en la sala nos besáramos y saliéramos de la mano como enamorados. Pero todo era confuso, porque se concentraba en la película y yo mostraba interés cada vez que volteaba a mirarme. Me miraba y yo reía, creo que notó mi nerviosismo y sin decirme nada, retiró sus ojos de mi y se centró en el ecran. Yo si miraba a todos lados. Siete filas más abajo, un muchacho le acariciaba el rostro de su chica y le hablaba algo al oído. Luego, ambos reían de buena gana y se daban un beso en los labios. Los observaba con envidia, acaso con pena por no vivir lo mismo. Una lágrima imprudente trataba de escapar de mi ojos y decidí no desesperame para disimular mi angustia. No quería que ella me mirara y sintiera que estaba al aldo de un hombre débil. 'Las mujeres cuando ven a un varón llorar, sienten que están desprotegidas', me dijo un filósofo machista que conocí una noche en un parque de San Miguel.
Primero, rasqué mi pomulo, observé donde observaban sus ojos y seguía prendida de la película y fue que apurado puse mis manos en mis párpados y pude detener a la lágrima inquieta que amenaza correr por mi rostro.
La película iba entrando a su desenlace y yo seguía sin dar un paso importante por conquistarla. Recién tomé consciencia que estaba viendo 'Misión Imposible' y coincidentemente, era la mejor definición para lo que me tocaba vivir.
Decidí inventar algo, repasé libros de amor, necesitaba una locura, esas que hacen que cualqueir chica tiemble al solo escucharla. Pero nada se me ocurría, quizás reírme de manera exagerada cuando alguno de los protagonistas soltara una broma. No funcionó, porque llamé su atención, pero solo por un instante. Sonrió y soltó un 'shuuuu' y volvió a 'meterse' en la película. Faltaba poco tiempo para que todo se acabe, iba a terminar como un tipo sin creatividad ni osadía, sin el fuego sagrado de los audaces. Esos que consiguen lo imposible cuando parece imposible.
Miré sus manos, sus dedos tenían las uñas pintadas de un rojo vino. Fue entonces que ella descubrió que las estaba mirando y me miró a los ojos, fijamente. No supe si responderle la mirada o esquivarla. Pero ella seguía concentrada en mí y yo temblaba de miedo. Si, era un niño asustado, un idiota enamorado sin decirle lo que sentía por ella. La maldita lágrima parecía que intentaba otra vez salir de mis ojos y eso me aterrorizaba. Que diga que soy sin atrevimiento, pero llorón jamás. Parece que comprendió mi nerviosismo y volvió los ojos a la última parte de la historia. Escuché la música que anuncia momentos felices del final del drama. Bromas tontas entre los personajes, todo se estaba terminando y fue entonces que ella tiró el cuerpo para atrás, su cabeza sobresalía del borde de la butaca. Me pareció que todo iba a acabar y fue cuando ella, sin mirarme, sin hablarme, apoyó su cabeza sobre mi hombro. Temblé, pasé la saliva y me animé poner mi brazo sobre su hombro. Me acordé que había leído un cuento de Osvaldo Sorinao, donde el muchacho la jala para su cuerpo, lo hice y la sentí cerca de mi nariz. Entonces besé su frente y ella levantó su mirada y me miró con ternura y de inmediato la bajó y enterró su nariz en mi hombro, besé su cabello y ella volvió a mirarme y ni traté de besar sus labios. La miré sin miedos, seguro de mi mismo, la maldita lágrima volvía a pelear por escapar por mi mejía, no me importaba si lo lograba, ya no era necesario y fue entonces que le dije: 'Te amo' y ella me abrazó con fuerza y enterró su rostro en mi pecho. Me había portado como un auténtico maradoniano. El Diego estaría orgulloso de mí.

miércoles, 8 de julio de 2009

Un pico maradoniano

Él lo impuso, los bautizó como piquito y desde allí todos mueren por uno. Fue jugando por Boca en el año 96, contra River Plate, que Diego Armando Maradona le dio un pase extraordinario a Claudio Paul Caniggia y el rubio pelucón terminó la jugada en gol. 'Pelusa' lo buscó y lo besó en los labios. Sin pasión, solo estiró los suyos y los juntó a los de su amigo y compañero de equipo.
Desde ese día, nos enseñaba que la máxima expresión de afecto se expresaba de esa manera.
Más allá de las críticas homofóbicas que recibió el '10', algunos entendieron que lo principal era el gesto y trataron de hacer de la prédica un ejemplo a seguir.
Un día la vi pasar cerca mío y no pude contenerme voltear a verla. Siempre me pareció atractiva, pero su corazón pertenecía a otro. No quería acercarme, solo poder contemplarla. Una noche soñé con ella y me preocupé. No era normal que ocurriera eso. Después no supe más de ella, evitaba preguntar por esta mujer que alteraba mi equidad, me hacía incoherente a lo que uno siempre piensa respecto a la lealtad.
¿Se puede amar y desear?. Como lo dijo Rafo Ráez, el rockero peruano, 'Un poeta tonto lo jodió todo cuando separó als exo del amor y cuando en realidad ambos son compatibles o mejor dicho, uno es la consecuencia de otro'.
Hasta que me crucé con ella, sin esperarlo ni buscarlo. Estoy convencido que el habernos encontrado un par de veces en un sitio común, hizo que por educación me soltara una mirada, levantara las cejas y me dijera un hola muy suave. Quise decirle hola mi amor, imaginé que ella se acercaba y me daba un beso en mis labios y me decía:'en la noche, nos vamos al cine'.
Pero claro, nada de eso era posible. Ella siguió y le miré el cabello. Recorrí su jean ajustado, me encantó contemplarla y la dejé seguir. No podía hacer más.
Así pasaron los días, inventándola en mis noches solitarias, creándola en mis fabulas de amor, sufriendo por decirle que quiero algo más que su sonrisa, saludo o mirada.
Apendí a concoer cada uno de los pantalones que usaba. Me encantaba el turquesa y uno a raya, de colores. Siempre lo pensaba:'Hoy vino sicodélica' y la imaginaba en los años 70, bailando un rock desenfrenado.
Se recogía el cabello y no me gustaba. Me parecía que eso la desfavorecía. Una noche, estuve cerca de ella y solté esas estupideces a los que recurrimos los tímidos cuando tenemos miedo. Ella rió de buena gana y yo busqué la segunda broma y volvió a reír. Entonces, tomé valor y le hablé y ella respondió de buena gana.
Desde allí decidí hacer todo para que se sienta protegida conmigo, cuidada y respetada. Fue avanzando de a pocos, le escribí todo lo que podía salir de mi corazón enamorado y de mi historia con los libros y la música.
Le dije de millones de maneras que la amaba aunque nunca se lo dije cara a cara, mucho menos por teléfono. Solo le fui creando una burbuja donde el aire que se respiraba era de ternura.
Un día, seguro de tanta inseguridad que trasmitía, me rpeguntó si la amaba. le dije que no, porque el amor era un proceso, pero no le aclaré que yo ya estaba encaminado en dicho proceso.
Una noche, de tanto visitarla, en el sillón de su casa verde, nos abrazamos muy fuerte, como lo hacen dos personas que se quieren, como lo harías con tu mejor amigo y nos dimos un piquito, como el 'Diego' y el 'Cani', haya por el 96 y fui inmensamente feliz.
Muchas veces le hice el amor, varias me devoré sus labios, pero la primera vez que junté mis labios con los de ella, no se compara a ningún momento de la historia que escribimos juntos.
Hoy, cansado de algunos trajines, luchando por ser un buen hombre, convencido que hay espacio y lugar para ser feliz, la recuerdo en mi hombro, con su bata roja, dándome y dándole caricias atrevidas y pienso que en que parte de nuestra dimensión estará escondida la ternura de ese primer pico.
Pero pasarán los años, las canas invadirán mi cabeza como ya lo vienen haciendo en algunas partes de ella y siempre diré lo mismo: El Diego siempre tuvo razón, un pico es la maxima expresión del amor.

jueves, 2 de julio de 2009

La esposa de un maradoniano

Todavía, cuando lo recuerdo, tiemblo. Era la década de los 80, la palabra globalización era extraña a nuestro hablar, al mundo lo conocíamos por lo que las televisoras extranjeras nos enviaban y nuestros canales creían que era bueno mostrarnos. Tengo grabada en mi memoria su voz registrada en una viejo casete que me mostró Lucho, aquel amigo de San Miguel que consiguió grabar una entrevista al más Grande.
De una radio argentina, con el clásico sonido que nos obligaba a mover la antena para sintonizar bien, mi amigo había recibido una joya: Diego Armando Maradona desde camarín, después de eliminar a los ingleses en el Mundial 86, llorando al escuchar a Doña Tota, su madre.
Esa tarde, según el testimonio que se registraba en esa cinta magnetofónica, el '10' entraba en comunicación con su vieja. Y ella, con la voz entrecortada, le decía que la había hecho la madre más feliz del mundo y el Genio respondía: 'Yo juego por vos, mamá'. Ya vivía con Claudia, la amdre de sus hijos, pero el le dedicaba su momento de gloria a esa Doña que lo hizo concoer el planeta tierra.
Ese día, leí su mensaje subliminal: 'Estemos donde estemos, mamá se merece todos nuestros logros y a ella siempre se lo dedicaremos'.
Entonces comprendí algo más que va pasando en mi vida desde hace años: 'siempre he buscado tener de pareja a una chica parecida a mi vieja'.
Lo acepto con el riesgo de ser acusado de 'mamitis'. Pero creo que no es así. Uno busca una chica que sea sacrificada como la fue la mía, teniendo en cuenta el enorme problema que significó criarme. Pero eso apunta a soñar con tener un hijo, con grandes posibilidades que tenga problemas parecidos a los míos y ella lo sepa conducir como hicieorn conmigo.
También la paciencia que le puso a cada una de mis descontroles y malacrianzas disfrazadas de rebeldía.
Creo que más bien sufro de 'papitis' al pretender una chica como la tuvo él.
Tuve mil caidas, y de ellas, mi progenitora, nunca se enteró.
Solo quiero que me den un beso de buenos días como lo hacía la que me trajo al mundo cada vez que me levantaba, que en mi interior será un 'adelante, hoy todo será mejor'.
Mi mamá no fue mi amiga, porque a ella no le comenté la primera vez que conocía la droga, ni la primera mentada de madre que solté en el colegio, pero si estaba seguro que siempre me iba decir lo correcto o incorrecto.
A ella, siempre me encanta acariciarle su cabello, decirle cuanto la quiero y hacerla reír. Eso es lo que siempre he ofrecido.
Recuerdo mi primera pelea cuando un atrevido me grito en el colegio 'Hijo de puta'. Perdí y casi me dejan si nariz. Pero mi interior decía que la hice respetar.
Por eso, lo ideal como pareja, es alguien como ella: Que genere el respeto de su hombre, ganas de recordarle cuanto se le ama y protegerla de quien busque hacerle daño. Y por supuesto, habrá un plus más: Se le hará el amor.
Palabra de Maradoniano.